Se trata de un quiebre que no busca la perfección, en mayúsculas, sino el momento perfecto. Ruptura única y personal (porque uno es algo más de lo que a simple vista se ve). Me permito disentir con quienes opinan que para ser verdadera debe dar cuenta de algo diferente a lo que se venía mostrando. Si esto ocurriera, los detractores (siempre ávidos) declararían que se ha perdido la propia identidad.

¿Qué viaje propone Eva? Un movimiento interno que invita a cuestionarse. Un motor para avanzar. En un mundo donde la frivolidad pareciera ser una constante algunos siguen apostando por tener conciencia de sí. A mi entender, es una de las pocas que no tiene problemas en bucear en sus sentimientos y sus sensaciones. Ir más allá. Asumir el riesgo de pensarse.

¿Cuál es el cambio significativo en este avance? El ascenso de una mujer (más) libre. La libertad, como verdadera Iluminación, es el retorno con el elixir.

¿Cómo se manifiesta esta trascendencia en sus diseños? Cuenta con aliados: faldas cortas y largas; vestidos en versiones mínimas y máximas; pantalones palazzos; monoprendas; tops;  transparencias; vuelos; escotes; tajos eternos; espaldas furiosas y hombros que asoman. La silueta oficia de metáfora. La libre movilidad habla más allá de su literalidad. Los recortes no son simples recursos del diseño. Se vuelven canales del mensaje: permiten que emerja la propia luz (o la propia piel)

Siguiendo su pensamiento la paleta de colores no es azarosa. Admite desde el clásico negro (como esa cueva de lo desconocido, ese mundo profundo), el blanco hasta los colores más vivos e intensos como fucsias, corales, rojos y amarillos.

La puesta en escena refuerza el concepto. Un conjunto de luces ascendentes iluminan cada pasada. ¿No es acaso la trascendencia una clara elevación? Un inicio contundente: prendas en color amarillo (¿Cómo sinónimo perfecto de luz?). Toda una declaración de principios. 

En el universo de la metáfora, Eva Bomparola, encuentra su razón de ser. Para quienes permanezcan en la superficie verán, en Ruptura, recortes y juegos de colores en sus diseños. Para quienes se atrevan a ir más allá (o atrapar peces dorados en términos de David Lynch) descubrirán en las aguas profundas su verdadero cambio. Una búsqueda por explorar(se) y redescubrir(se) física y espiritualmente.

La heroína aceptó el llamado a la aventura con la única condición de retornar con el elixir para iluminar(se). Y lo logró.

¡Hermoso miércoles!

¡Muchos besos!

(Imágenes: gentileza Evangelina Bomparola, Grupo Mass Pr)